La gran farra
CLEMENTE PÉREZ Abogado, Máster en Políticas Públicas
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CLEMENTE PÉREZ
Se ven tan ordenados los republicanos, con buenos estudios, bien intencionados y trabajadores. Sin embargo, se fueron de farra, la gran farra republicana.
Tuvieron todo en sus manos para darle a Chile una nueva Constitución y ser los herederos de Portales. No partieron de una hoja en blanco, sino de un excelente texto preparado por un grupo de expertos constitucionalistas y que tenía el apoyo de todos o de casi todos los partidos políticos. Era el momento para mostrar que podían estar a la altura, y se lo farrearon.
“Lo bueno es que luego de los errores de ambos extremos políticos, la gente está revalorando las posiciones moderadas, capaces de generar diálogo”.
La extrema derecha en todo el mundo se ha vuelto una alternativa electoral popular y electoralmente muy votada, porque la gente quiere mayor seguridad, atajo a la delincuencia, crecimiento económico y control de la inmigración. Por eso los eligen, en el mundo y también en Chile. Y cuando se preocupan de eso, les va bien, como es el caso de Giorgia Meloni en Italia y eventualmente de Javier Milei en Argentina.
En Chile, sin embargo, en vez de preocuparse de esos temas, no resistieron la tentación e introdujeron su famosa agenda valórica y programática. Y se farrearon todo.
Un tema central fue el aborto. Meses discutiendo el “qué” o “quién”, levantando un tema tan sensible y que ya se había pacificado en Chile gracias a la ley de aborto en tres causales. Y les estalló en la cara. De acuerdo a DecideChile, el triunfo del “en contra” se debe al voto de los menores de 34 años, especialmente de las mujeres, donde un 70% votó por esa opción. De seguro, la fallida cruzada de republicanos por reponer la prohibición del aborto fue una de las principales razones.
Otro ejemplo de esta agenda conservadora fue la exención del pago de las contribuciones a la primera vivienda. Una norma que no tiene rango constitucional, pero que insistieron en ponerla. Pues bien, antes del plebiscito cientos de alcaldes llamaron a sus redes a votar “en contra”, para proteger las arcas municipales.
Fueron esas y no muchas más, las joyas de la agenda valórica republicana que provocaron el rechazo de un texto que, como lo habían dejado los expertos, tenía un amplio apoyo de los partidos.
Se perdió una tremenda oportunidad de mejorar nuestro sistema político y salir del estancamiento actual. En fin, lo bueno es que luego de los errores de ambos extremos políticos, la gente está revalorando las posiciones moderadas, capaces de generar diálogo y llegar a grandes acuerdos. Hasta el termocéfalo de Fernando Atria, que en su momento justificó la violencia del estallido y que lideró una propuesta constitucional refundacional, que había que imponer “por las buenas o por las malas”, hoy ha llamado a los sectores políticos a realizar concesiones unilaterales para llegar a acuerdos.
Si bien va a ser difícil que el sistema político se auto regenere y auto imponga las necesarias mejoras que el texto votado “en contra” proponía, al menos ha surgido de estos cuatro años de ensayos constitucionales un clima de entendimiento que es auspicioso y que debemos aprovechar, para recuperar el liderazgo que hemos perdido por completo, desde que comenzamos con todos estos experimentos.